9 Novena al Señor de los Milagros  DIA NOVENO 9

Día noveno: La devoción al Señor de los Milagros llega a su clímax

Día Noveno - Oración para todos los días:

Amadísimo Señor de los Milagros, hasta tu presencia vengo para confiarte nuestros problemas y nuestras dolencias con la misma fe de la mujer que se acercó para tocar el borde de tu manto y que fue curada porque creyó. Así nosotros nos postramos ante ti y te decimos desde el fondo del alma, Señor, si quieres, puedes curarnos. Tú sigues obrando maravillas y sanando los enfermos porque tú has asumido nuestras debilidades y cargado nuestros sufrimientos. Concédenos, pues, la gracia que hemos venido a implorarte. Sabemos bien que tu corazón se conmueve al vernos tan afligidos y desorientados, como ovejas que no tienen pastos. Tú eres nuestro buen pastor, el que ha dado la vida por las ovejas. Tu victoria sobre la muerte y la resurrección es la mejor garantía para nuestra victoria sobre todo lo que tiene marca del pecado, es decir, el egoísmo, la injusticia, la violencia, el dolor y la muerte. Que tu espíritu santificador nos haga partícipes del triunfo sobre el mal, testigos de la novedad en el amor misericordioso. Jesús crucificado, te alabamos, te bendecimos y te damos gracias. Que seamos protegidos con tu bendición constante, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Consideración propia de cada día:

Meditemos: Hacia el santuario acuden multitudes, fluyen de todos los rincones de Colombia y del extranjero al Señor de los Milagros. Se le agradecen incontables beneficios. Recibir una gracia del Señor es sentirse obligado a hacer el bien a los demás, principiando por los más cercanos y recordando especialmente a los más necesitados. Cumplir una promesa no es solo visitar la basílica, depositar una limosna o ingresar a alguna devoción. Es esto y mucho más. Es sentirse invitado a ser más cristiano y a formar comunidad, a ser más hermano de los demás. A los pies del Señor de los Milagros nos unen las penas, la confianza, la oración, nos une también la amistad y el deseo de ayudarnos como hermanos. Por eso somos iglesia, pueblo de Dios. La devoción al Señor de los Milagros no puede olvidar el gesto de la indiecita que originó este culto. Al honrar al Señor crucificado, tendremos que honrar a quienes siguen sufriendo dolores de crucifixión. Así lo proclamó Jesús: "Les doy este mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros".

Pidamos la gracia que deseamos en esta novena:

Continuamos: Padre, tú me creaste de tal manera que fuera capaz, por medio de mi amor a ti y a mi prójimo, de alcanzar la felicidad aquí en la tierra y después contigo en el cielo. Renunció a cualquier antipatía y rencor, a cualquier odio, a todo mal modo, a toda blasfemia mía o de otros.

La importancia del amor en nuestras vidas

y me decido por el amor al terminar esta novena. Envía tu espíritu sobre mí para que pueda amarte con todo el corazón. Dame mucho amor para que pueda amarte en toda persona y en toda criatura. Te doy gracias porque tu hijo Jesucristo entregó su vida por mi amor y así lo contemplo en esta imagen sagrada del Señor de los Milagros de Buga. Madre de nuestras familias, gracias por haber vivido en la unidad de la Sagrada Familia y por enseñarnos que es posible vivir unidos con amor. Intercede por nosotros y ruega a Dios por nuestras familias. Gracias por ser nuestra madre gozosa.

La enseñanza de Jesús en su vida terrena

Segundo: El reino fue su programa, la justicia y la hermandad, la paz y la caridad que un nuevo mundo proclama y que el corazón inflama. Peregrinos de Emaús.

Tercero: Admirable caridad de una indígena sencilla, que te obliga o maravilla a volver una vez más para mostrar tu bondad. Amable y dulce Jesús.

Cuarto: Tras la noche más oscura se hace el mundo luminoso, porque el Cristo milagroso como un astro de luz pura sobre los pueblos fulgura desde el árbol de la cruz.

Quinto: Multiplicas los portentos como en tu vida terrena, cambias en gozo las penas y en gracia los sufrimientos. A los tristes das contento y pan a la multitud.

Sexto: Vamos haciendo camino entre gozos y dolor. Mira el pueblo en aflicción, samaritano divino. Que tu aceite y tú bendigan y hagan fecunda la cruz.

Séptimo: O profeta de la vida, pregonero de la paz. Con tu seno superar la violencia fraticida. Cambia, Señor, las heridas en injusticia y rectitud. Milagroso buen Jesús, salvemos tu santa cruz. Bondadoso buen Jesús, gozo y luz.

Oración final

Dios Padre misericordioso, tu gloria llena el universo y toda la creación proclama tu sabiduría. Pero has querido hacerte el encontradizo en nuestro camino, para demostrarnos tu amor y el deseo que tienes de salvarnos. Con el pueblo de Israel te encontrabas en la tienda del tabernáculo y más tarde en el esplendor del templo de Jerusalén. Y al llegar la plenitud de los tiempos, te hiciste totalmente cercano enviándonos a tu Hijo como rehén toro. Él es el nuevo templo, el lugar de encuentro entre lo humano y lo divino. Hemos venido hasta este sitio para responder a la invitación que tu Hijo nos ha hecho: "Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados, que yo los aliviaré de sus cargas". Porque solo él es la palabra de vida eterna y solo él puede dar respuesta a las preguntas angustiosas de la existencia. Padre de bondad, concédenos la gracia de que esta visita sea para nosotros fuente de gozo y de vida eterna. Que encontremos a alguien que nos diga en el nombre de Jesucristo: "Levántate y anda", y nos podamos alzar de nuestra opresión.

Renovación espiritual a través del perdón

Envíanos la fuerza de tu espíritu para renovarnos interiormente con tu perdón. Que podamos ser como piedras vivas del templo de tu iglesia, María madre de Jesús y madre nuestra. Acompáñanos en nuestra oración, amén.

Oración al Señor de los Milagros

Bendición. Que la gracia y la bendición del Señor de los Milagros estén con cada uno de nosotros. Que la paz de su semblante nos tranquilice, los méritos de su cruz nos defiendan, el amor de su corazón nos inflame y los sufrimientos de su pasión nos consuelen. Que el resplandor de sus llagas ilumine cada una de nuestras palabras y acciones, y sus brazos amorosos nos acojan algún día en la gloria eterna del cielo. Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre nosotros y permanezca para siempre. Amén.

Padrenuestro

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre. Venga a nosotros tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en tentación y líbranos del mal. Amén.

Dios te Salve María

Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Gloria al Padre

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.


En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. Gracias por escuchar esta oración. Si te ha gustado, te invitamos a colaborar con Oraciones para Todos suscribiéndote a nuestro sitio web y compartiendo este artículo. También, puedes escribir tus intenciones en los comentarios. ¡Dios los bendiga!

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