Rosario sobre la Oración de Jesús

La poderosa y transformadora Oración de Jesús: Un camino hacia la experiencia divina

¡Iniciamos por la señal de la Santa Cruz! De nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Meditación sobre la oración del Señor

Descubriendo el modelo de oración en Jesús

Muchos pasajes del Evangelio nos revelan los rasgos fundamentales de la oración del Señor Jesús. Aprendamos a rezar como Él mismo. A lo largo de este rosario, pidamos a nuestra madre que nos siga mostrando a su hijo y nos enseñe a descubrir la riqueza de su vida de oración.

Primera Meditación: Una permanente referencia al Padre

En aquel tiempo, tomando Jesús la palabra, dijo: "Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra. Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. Y yo pediré al Padre y os dará otro Paráclito."

Oración del Señor Jesús

La oración del Señor Jesús es una oración cargada de confianza y de ternura filial. Él se descubre en la oración como hijo del Altísimo y así reafirma su identidad:

Plegaria del Padre Nuestro

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre. Venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en tentación y líbranos del mal. Amén.

Salutación a María

Dios te salve, María, llena eres de gracia. El Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Señor, eres contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Primera Meditación: Padre Nuestro

Dios te salve, María, llena eres de gracia. El Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

El Padre Nuestro es una oración fundamental para los cristianos. En ella, Jesús nos enseña a dirigirnos a Dios como Padre, a pedir su voluntad y a recibir su perdón y protección. Es una oración que nos acerca a Dios y nos recuerda su amor y misericordia.

Segunda Meditación: Obediencia

En su oración, el Señor Jesús hace mención a su plena adhesión al plan del Padre. Padre mío, si esta copa no puede pasar sin que yo la beba, hágase tu voluntad. Jesús nos muestra su obediencia y entrega total al plan de Dios, incluso en momentos de sufrimiento y dolor.

La obediencia es un valor fundamental en la vida cristiana. Nos ayuda a estar alineados con la voluntad de Dios y nos permite experimentar su paz y bendiciones en nuestra vida diaria.

Rezo del Ave María

Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.


Oración en el Monte

Tercera Meditación: Oración y Apostolado

Después de despedir a la gente, Jesús subió al monte a solas para orar. Al atardecer, estaba solo allí.

Sucedió que unos ocho días después de estas palabras, Jesús tomó consigo a Pedro, Juan y Santiago y subió al monte a orar.

Qué gran modelo de quien descubre la oración como necesaria para su vida y su apostolado. El Señor, en medio de su apostolado, busca momentos para rezar, intensos y a solas, para encontrarse consigo mismo y con el Padre.


Oración del Padre Nuestro

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre. Venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes...

Caer en tentación y líbranos del mal

Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Gloria al Padre

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Total confianza en Dios, fe y consuelo

Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

El Señor toma conciencia de su misión

Amén. El Señor toma conciencia de su misión de madrugada. Cuando todavía estaba muy oscuro, se levantó, salió y fue a un lugar solitario. Allí se puso a hacer oración. Simón y sus compañeros fueron en su búsqueda y al encontrarle le dicen: "Todos te buscan". Él les dice: "Vayamos a otra parte, a los pueblos vecinos, para que también allí predique. Pues para eso he salido".

La importancia de la oración en la vida del Señor

Otra cita que nos revela esta toma de conciencia de su misión es el momento de la oración en el huerto de Getsemaní. Se lleva a sus discípulos a este lugar, pide que lo esperen y se pone a orar. Sabemos el contenido de su oración cuando dice: "Padre, todo es posible para ti. Aparte de mí está la copa, pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieras tú". Al regresar, los encuentra dormidos y les dice: "Velad y orad para que no caigáis en tentación". También descubre que ya llegó su hora, que el momento de la cruz está cercano y que va a ser entregado. Así, en la oración, el Señor se descubre su misión y se renueva para superar las dificultades.

La oración como un momento especial y crucial

El Señor nos muestra que la oración no es un episodio más de su vida, sino un momento especial y máximo y crucial de su vida.

Oraciones:

  • Pedido del Padre Nuestro: "Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en tentación y líbranos del mal. Amén."
  • Salve María: "Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén."

Por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Dios te salve, María. Llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Dios te salve, María. Llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Quinta meditación: Orar en compañía de María

Hemos visto algunos rasgos de la oración del Señor que son modélicos para nuestra propia vida de oración, y María tiene un papel fundamental en nuestra oración. Debemos rezar en compañía de María, la Virgen, durante la que conservaba todo meditando en el corazón. Ella nos enseña también a orar juntos como hermanos. "Todos ellos perseveraban en la oración con un mismo espíritu en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos".

Plegaria del Padre Nuestro

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre. Venga a nosotros tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en tentación y líbranos del mal. Amén.

Dios te salve, María. Llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Rezo a Santa María

Nuestra muerte, amén. Dios te salve María, llena eres de gracia. El señor está contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Palabras de transición

Las palabras de transición ayudan a mejorar la fluidez del texto y facilitan la comprensión. Es importante utilizarlas en medida de lo posible para crear una transición suave entre las ideas. Algunas palabras de transición comunes son: además, asimismo, en primer lugar, en segundo lugar, sin embargo, por otro lado, en resumen, en conclusión, entre otros.

La importancia de la oración

En nuestra vida cristiana, la oración desempeña un papel fundamental. A través de la oración, nos comunicamos con Dios y fortalecemos nuestra fe. La oración es un acto de humildad y entrega, donde depositamos nuestras preocupaciones y agradecimientos en manos de nuestro Padre celestial. Es en la oración que encontramos consuelo, dirección y fortaleza para enfrentar los desafíos de la vida.

El poder del rosario

El rosario es una poderosa herramienta de oración que nos acerca a la Virgen María y nos ayuda a meditar en los misterios de la vida de Jesús. Al rezar el rosario, nos sumergimos en la presencia de Dios y nos unimos a la intercesión de la Santa Madre de Dios. Es a través del rosario que podemos experimentar la paz interior y la gracia divina en nuestra vida.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

La importancia de la devoción a la Virgen María

María, madre de Dios, es un ejemplo de humildad, obediencia y amor incondicional. A través de su intercesión, podemos acercarnos más a Jesús y experimentar su infinito amor y misericordia. La devoción a la Virgen María nos conecta con la tradición y la riqueza espiritual de nuestra fe. Es a través de la veneración y el amor a María que podemos crecer en santidad y caminar más cerca de Dios.

Terminemos con la Salve

Terminemos este rosario rezando junto la Salve. Dios te salve, reina y madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra. Dios te salve, a ti llamamos los desterrados hijos de Eva. A ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Eso tus ojos misericordiosos y después de este destierro, muéstranos a Jesús. Fruto bendito es tu vientre, o clemente, o piadosa, o dulce Virgen María. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Oración constante al Padre, el Hijo y el Espíritu Santo

La oración constante del "Padre nuestro" es una manera poderosa de conectarnos con la divinidad. La repetición de esta oración nos ayuda a recordar la presencia de Dios en nuestras vidas y a buscar su guía y protección todos los días.

Invocando al Señor Jesús

El invocar constantemente al Señor Jesús es una forma de abrir nuestros corazones y hacerle lugar en nuestras vidas. Al repetir "Ven, Señor Jesús", le damos la bienvenida a su amor y su paz en todos los aspectos de nuestro ser.

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