2 NOVENA A SAN JUDAS TADEO   DÍA SEGUNDO 2  Patrón de los casos difíciles y desesperados

San Judas Tadeo: El protector en los momentos más difíciles

Acto de contrición

Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, creador, padre y redentor mío. Por ser tú quién eres, bondad infinita y porque te amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberte ofendido. También me pesa porque puedes castigarme con las penas del infierno.

Te ofrezco mis sufrimientos como expiación de mis pecados. Propongo confesarme y cumplir la penitencia que me sea impuesta, ayudado de tu gracia. Propongo firmemente no pecar más y evitar las ocasiones próximas de pecado. Amén.

Oración a San Judas Tadeo

Oh glorioso apóstol San Judas, siervo fiel y amigo de Jesús. El nombre del traidor que entregó a vuestro querido maestro en manos de sus enemigos ha sido la causa de que muchos os hayan olvidado. Pero la iglesia os honra universalmente como patrón de los casos difíciles y desesperados.

Rogad por mí que soy tan miserable y hacer uso o ruego de ese privilegio especial a vos concedido de socorrer visible y prontamente cuando casi se ha perdido toda esperanza. Feliz en mi ayuda en esta gran necesidad para que reciba los consuelos y socorro del cielo en todas mis necesidades, tribulaciones o sufrimientos. Particularmente en ___________. Para que bendiga a Dios con vos y con todos los escogidos por toda la eternidad. Os prometo, glorioso San Judas, acordarme siempre de este gran favor y nunca dejaré de honraros como a mi especial y poderoso protector. Y hacer todo lo que pueda para fomentar vuestra devoción. Amén.

Letanías de San Judas Tadeo

Señor, ten piedad de nosotros

Cristo, ten piedad de nosotros

Señor, ten piedad de nosotros

Cristo, óyenos. Cristo, escúchanos. Oh Dios Padre celestial, ten piedad de nosotros. Oh Dios Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros. Oh Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros. San Judas, pariente de Jesús y María, ruega por nosotros.

San Judas, que viviendo en la tierra fuiste digno de ver a Jesús y María y de gozar de su compañía, ten piedad de nosotros. San Judas, elevado a la dignidad de apóstol, ruega por nosotros. San Judas, que tuviste el honor de contemplar a tu divino Maestro y humillarte a lavar tus pies, ruega por nosotros.

San Judas, que en la última escena recibiste la Sagrada Eucaristía de las manos de Jesús, ruega por nosotros. San Judas, que después del profundo dolor que te causó la muerte de tu querido Maestro, tuviste el consuelo de contemplarlo resucitado entre los muertos y de asistir a su gloriosa ascensión, ruega por nosotros.

San Judas, que fuiste lleno del Espíritu Santo en el día de Pentecostés, ruega por nosotros. San Judas, que predicaste el Evangelio en Persia, ruega por nosotros. San Judas, que hiciste grandes milagros con el poder de Dios, ruega por nosotros.

San Judas Tadeo, apóstol bendito

Del Espíritu Santo, ruega por nosotros. San Judas, que volviste a la salud de alma y cuerpo a un rey idolatra, ruega por nosotros. San Judas, que hiciste callar a los demonios y confundiste sus oráculos, ruega por nosotros. San Judas, que pronosticaste una paz honrosa entre un príncipe débil y su poderoso enemigo, ruega por nosotros.

San Judas, que quitaste a las serpientes mortíferas el poder de dañar al hombre, ruega por nosotros. San Judas, que despreciando las amenazas de los impíos, predicaste valerosamente la doctrina de Cristo, ruega por nosotros. San Judas, que sufriste gloriosamente el martirio por amor a tu divino Maestro, ruega por nosotros. Oh San Judas, esperanza del desesperado, ayúdame en mi aflicción.

Oh San Judas, esperanza del desesperado, ayúdame en mi aflicción. Oh San Judas, esperanza del desesperado, ayúdame en mi aflicción. Oh San Judas, esperanza del desesperado, ayúdame en mi aflicción.

Que por tu intercesión los sacerdotes y el pueblo fiel de la Iglesia reciban un celo ardiente por la fe. Jesucristo, te rogamos llenos de confianza que defiendas al soberano por difícil y alcances la paz y la unidad de la Iglesia Santa.

Que los paganos e incrédulos se conviertan a la verdadera fe. Que la fe, la esperanza y la caridad aumenten en nuestros corazones. Que nos veamos libres de todos los malos pensamientos y de todas las asechanzas del demonio. Que nos guarde de todo pecado y de toda ocasión de pecar.

Que nos defiendan en la hora de la muerte contra la furia del demonio y esos malvados espíritus. Ruega por nosotros para que antes de la muerte expiemos todos nuestros pecados con sincero arrepentimiento y la recepción digna de los santos sacramentos. Ruega por nosotros para que alcancemos un juicio favorable.

Oh San Judas Tadeo, ruega por nosotros para que seamos admitidos en la compañía de los bienaventurados, para gozar de la presencia de Dios eternamente. Cordero de Dios que quita los pecados del mundo, perdónanos, Señor. Cordero de Dios que quita los pecados del mundo, ten piedad de nosotros.

Ruega por nosotros, San Judas Tadeo, para que seamos dignos de las promesas de Jesucristo.

Oración a Dios

Oh Dios, que nos conseguiste la gracia de conocer tu santo nombre mediante la predicación de tu apóstol San Judas Tadeo, concédenos también que adelantemos en la virtud por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

El amor de San Judas Tadeo

Bienaventurado el que conoce lo que es amar a Jesús y despreciarse a sí mismo por Jesús.

Conviene dejar un amor por otro amor, porque Jesús quiere ser amado sobre todas las cosas. El amor de la criatura es falaz y mudable, mientras que el amor de Jesús es fiel y constante. Ama y ten por amigo aquel que, aunque todos desamparen, no te desamparará ni dejará perecer en el fin.

Grande fue el amor de San Judas a Jesús, y quería...

El amor de Jesús por nosotros

En el Evangelio de San Juan, capítulo 14, versículo 21, Jesús nos revela su amor por nosotros: "El que me ame será amado de mi Padre y yo le amaré y me manifestaré en él". Judas, no el Iscariote, se pregunta por qué Jesús se manifestó claramente a ellos y no al mundo. Entonces Jesús responde: "Hacia cualquiera que me ama, observa mi doctrina, mi Padre le amará y vendremos a él para hacer mansión dentro de él". Este gran amor de San Judas hacia Jesús se manifiesta en su carta, cuando nos exhorta a "mantenernos constantes en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para alcanzar la vida eterna".

Oración final

Pidamos a Dios que nuestro corazón esté siempre inflamado con el amor a Jesús. Recemos juntos el Padre Nuestro:

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre. Venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en tentación y líbranos del mal. Amén.

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre. Nuestro reino venga. Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en tentación y líbranos del mal. Amén.

Como católicos, también nos encomendamos a la Santísima Virgen María. Recemos juntos el Ave María:

Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor está contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor está contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito sea el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Para terminar, alabemos a la Santísima Trinidad con la siguiente oración:

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Gloria al Padre, gloria al Hijo y gloria al Espíritu Santo, como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Rezos y plegarias para encontrar paz interior

En este artículo, queremos compartir contigo algunos rezos y plegarias que te ayudarán a encontrar paz interior en tu vida diaria.

La gloria del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo

La gloria del Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Rezos para la protección y el amor divino

En momentos de dificultad, podemos recurrir a la protección y al amor divino a través de estos rezos:

  1. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre... Perdona nuestras ofensas, así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
  2. Señor, ilumina mi camino y guíame hacia tu amor eterno... Que tu luz brille en mi corazón y me llene de amor hacia los demás.

Plegarias para la paz y la esperanza

En momentos de incertidumbre, estas plegarias te brindarán paz y esperanza:

  • Señor, concede paz a mi alma y tranquilidad a mi mente... Que pueda encontrar la calma en medio de las tormentas de la vida.
  • Dios mío, renueva mi esperanza y fortalece mi fe... Que tu amor me guíe siempre por el camino de la verdad.

Recuerda que la oración es una poderosa herramienta para conectarnos con lo divino y encontrar consuelo en tiempos difíciles. No importa cuál sea tu tradición religiosa, el poder de la fe y la oración puede transformar tu vida. Dedica un tiempo cada día para rezar y permite que la presencia divina te guíe en tu camino.

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