Oración a San José obrero  para peticiones urgentes y desesperadas de trabajo

La poderosa intercesión de San José obrero para encontrar trabajo en momentos difíciles

¡Bendito patriarca San José, insigne protector de todo aquel que lo solicita, modelo de hombre justo y paciente, ejemplo de virtud y santidad! Varón dotado de un alma tan pura y un enorme corazón bondadoso, que con fe aceptaste los designios de Dios y por amor fuiste el más fiel esposo de la madre del Señor.

Glorioso San José Obrero, que con el sudor de tu frente y tus fuertes manos trabajadoras proporcionaste el sustento a tu familia, en esta ocasión acudo con plena confianza a ti para que, a través de tu santa esposa, la inmaculada Virgen María, y por el dulce y paternal amor que demostraste a nuestro Señor Jesucristo, me asistas en esta gran necesidad que hoy me agobia.

Acudo a ti para que me ayudes a conseguir un trabajo digno y bien remunerado o a tener un negocio próspero que me permita cubrir las necesidades de mi hogar y hacer frente a las deudas contraídas. Un trabajo que me fortalezca como ser humano, me sirva de relación con Dios nuestro Creador y que sea un medio propicio para mi santificación.

¡San José bondadoso, nuestro protector y mediador en la tierra, me dirijo a ti buscando tu comprensión y apoyo! Tú que tantos beneficios nos obtienes, intercede ante Dios para que pueda obtener lo que humildemente y de corazón te solicito.

Continuamos, San José Obrero, santo mío, por tu poderosa mediación, alcánzame de mi Dios y Señor lo que tan urgente necesito y enséñame a amarle y servirle como tú siempre lo hiciste.

¡Bienaventurado San José, que tu espíritu interior de paz, de gratos silencios, de buen trabajo y de profunda oración nos dé fuerzas, paciencia y disposición! Que el luminoso ejemplo de santidad que nos demostraste en tu diario caminar nos sirva para no desfallecer y seguir adelante pese a las contrariedades que encontramos en esta dura y difícil vida terrenal.

No dejes de pedir por mí ante tu dulce e inmaculada esposa, María, ni ante Jesús, Señor glorioso e inmortal, para que no nos falten sus auxilios ni bendiciones. Tú que estuviste tan íntimamente unido a ellos, otorga bien tu asistencia de por vida en mis necesidades espirituales y materiales. No dejes de darme el socorro que tanto preciso y concédeme también tu perpetua protección, para que libere mi corazón de temores y males, a fin de que, animado por tu ejemplo y mediación, pueda vivir santamente y piadosamente, morir y alcanzar la eterna beatitud de la patria celestial. ¡Amén!

A continuación, oramos tres Padres Nuestros, tres Avemarías y tres Glorias para obtener los mejores resultados y que tus ruegos sean escuchados y atendidos en la mayor brevedad posible. Repite la oración y los rezos durante nueve días consecutivos:

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén.

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores, no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén.

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras faltas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén.

Padre Nuestro

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre. Venga a nosotros tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en tentación y líbranos del mal. Amén.

Avemaría

Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Gloria al Padre

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

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