1 Novena al Señor de los Milagros  DIA PRIMERO 1

Oraciones poderosas al Señor de los Milagros para pedir su intervención divina

Oración inicial

Amadísimo Señor de los Milagros, hoy me acerco a ti para confiarte nuestros problemas y dolencias. Con la misma fe de la mujer que tocó el borde de tu manto y fue curada, nos postramos ante ti. Desde lo más profundo de nuestro ser, te decimos: "Señor, si quieres, puedes curarnos".

Reflexión del día

El Señor de los Milagros eligió a una mujer sencilla y humilde, la Señora Bartola, para llevarnos su imagen en el siglo XVI. Esta mujer, consciente de que el prójimo necesitado es imagen viva del Señor, ahorró dinero y trabajó para encargar la imagen de Jesús crucificado. Así nos enseñó el verdadero amor al prójimo, tal como nos lo enseña el Evangelio: "Todo lo que hicieron por uno de estos, mis hermanos más humildes, por mí, lo hicieron".

Petición especial

Jesús, te pedimos que sanes nuestras almas y nuestros cuerpos. Sabemos que el pecado destruye nuestra relación contigo y con los demás. Tú viniste por los pecadores y los enfermos, por eso recurrimos a ti en busca de curación. María, Madre del Perpetuo Socorro, acompaña nuestra oración y ayúdanos a ser dignos de obtener la gracia de la curación, no solo para nosotros, sino también para aquellos por quienes intercedemos. Que se cumpla la voluntad del Padre en nuestra vida.

Oración final

Señor Jesús, te alabamos, te bendecimos y te damos gracias por tu constante protección. Confiamos en tu bendición y en tu poder sanador. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.

Puntos Importantes:

- Comenzamos la novena con la señal de la Santa Cruz, confiando en la intercesión del Señor de los Milagros.

- Pedimos al Señor que cure nuestras almas y nuestros cuerpos, reconociendo que Él es nuestro Buen Pastor.

- Reflexionamos sobre la historia de la Señora Bartola, quien nos enseñó el verdadero amor al prójimo.

- Invocamos a María, Madre del Perpetuo Socorro, para que nos acompañe en nuestra oración y nos ayude a obtener la gracia de la curación.

- Concluimos la novena agradeciendo a Jesús por su constante protección y bendición.

Jesús, el buen pastor que salva

Para salvar tus corderos, te llamaste buen pastor y con ese inmenso amor cruzaste nuestros senderos. Dios y hombre verdadero, nuestra guía y nuestra luz.

El programa del reino de Dios

Segundo, el reino fue tu programa, la justicia y la hermandad, la paz y la caridad que un nuevo mundo proclama y que el corazón inflama.

Jesús, el peregrino de Emaús

Tercero, admirable caridad de una indígena sencilla que te obliga o maravilla a volver una vez más para mostrar tu bondad amable y Dulce Jesús.

El Cristo Milagroso

Cuarto, tras la noche más oscura, se hace el mundo luminoso porque el Cristo Milagroso, como un astro de luz pura, sobre los pueblos fulgura desde el árbol de la cruz.

La multiplicación de los portentos

Quinto, multiplicas los portentos como en tu vida terrena, cambias en gozo las penas y en Gracia los sufrimientos. A los tristes das contento y pan a la multitud.

El Samaritano divino

Sexto, vamos haciendo camino entre gozos y dolor. Mira al pueblo en aflicción. Samaritano divino, y que tu aceite y tu vino hagan fecunda la cruz.

El profeta de la vida

Séptimo, o profeta de la vida, pregonero de la paz. Con senos superar la violencia fraticida, cambia, Señor, las heridas en injusticia y rectitud.

Oración final

Dios padre misericordioso, tu gloria llena el universo y toda la creación proclama tu sabiduría. Pero has querido hacerte el encontradizo de nuestro camino para demostrarnos tu amor y el deseo que tienes de salvarnos.

Con el pueblo Israel te encontrabas en la tienda del Tabernáculo y más tarde en el esplendor del templo de Jerusalén. Y al llegar la plenitud de los tiempos, te hiciste totalmente cercano enviándonos a tu hijo como Redentor.

Él es el nuevo templo, el lugar de encuentro entre el humano y lo divino. Hemos venido hasta este sitio para responder a la invitación que tu hijo nos ha hecho: "Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados que yo los aliviaré de sus cargas".

Porque solo él es la palabra de vida eterna y solo él puede dar respuesta a las preguntas angustiosas de la existencia.

Padre de bondad, concédenos la gracia de que esta visita sea para nosotros fuente de gozo y de vida eterna. Que encontremos a alguien que nos diga en el nombre de Jesucristo "Levántate y anda" y nos podamos alzar de nuestra opresión y de nuestras tristezas y entremos en tu pueblo alabando tu ternura para con los humildes.

Envíanos la fuerza de tu espíritu para renovarnos interiormente con tu perdón y ser como piedras vivas del templo de tu iglesia.

María, madre de Jesús y madre nuestra, acompáñanos en nuestra oración. Amén.

Bendición final

Que la gracia y la bendición del Señor de los milagros esté con cada uno de nosotros. La paz de su semblante nos tranquilice, los méritos de su cruz nos defiendan, el amor de su corazón nos inflame, los sufrimientos de su pasión nos consuelen y el resplandor de sus llagas ilumine cada una de nuestras palabras.

En este blog religioso cristiano, encontrarás una colección de rezos, oraciones y plegarias para fortalecer tu relación con Dios y encontrar consuelo espiritual en tu vida diaria.

El poder de la oración

La oración es una poderosa herramienta de conexión con lo divino. A través de ella, podemos comunicarnos con Dios, buscar su guía y recibir su bendición. Es a través de la oración que podemos encontrar paz y fortaleza en medio de los desafíos.

Rezo del Padre Nuestro

Querido Padre celestial, te presentamos esta plegaria del Padre Nuestro, una oración que Jesús nos enseñó como ejemplo de cómo dirigirnos a ti:

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu nombre,

venga a nosotros tu reino,

hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día,

perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden,

no nos dejes caer en tentación y líbranos del mal.

Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria por siempre. Amén.

Oración a la Virgen María

María, madre de Dios, intercede por nosotros en nuestras súplicas y necesidades. Te ofrecemos esta oración:

Dios te salve, María,

llena eres de Gracia,

el Señor es contigo,

bendita tú eres entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo

Reconozcamos la Santísima Trinidad con la siguiente plegaria:

Gloria al Padre,

y al Hijo,

y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

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