VIACRUCIS MEDITADO 14 estaciones  Semana Santa 2023

Reflexiones profundas en el Via Crucis Meditado de la Semana Santa 2023

Señor mío Jesucristo, me arrepiento de todo corazón de haberte ofendido

Porque eres infinitamente bueno.

Dame tu santa gracia para no ofenderte más, en unión con María, la madre de los dolores.

Vamos, oh Jesús, a recorrer la vía dolorosa que tú anduviste antes de consumar nuestra redención en el calvario.

Haz que la meditación de los principales misterios de tu Sagrada pasión nos llene el corazón de dolor por nuestros pecados y de agradecimiento por el entrañable amor que nos demostraste.

Primera estación: La oración en el huerto

Te adoramos, Cristo, y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Ha terminado la última cena, va a comenzar la pasión y el Señor se prepara.

Jesús, que todos los días hacía oración, la hace ahora más intensamente.

Es inocente y le van a condenar, le cuesta pero acepta el cáliz:

"No se haga mi voluntad, sino la tuya".

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre.

Tenga nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día y perdona nuestras ofensas,

Así como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación y líbranos de todo mal.

Dios te salve, María, llena eres de gracia,

El Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres

Y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros los pecadores,

Ahora y en la hora de nuestra muerte.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.

Señor, tened misericordia de mí.

Segunda estación: Jesús carga con la cruz

Te adoramos, Cristo, y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

El que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.

Como Jesús es el maestro, lo hace el primero.

Nos da ejemplo:

"Señor, ayúdame a cargar yo también mi cruz cada día, a cumplir mi deber fielmente siempre, aunque otros no lo cumplan."

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre.

Venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día y perdona nuestras ofensas,

Así como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación y líbranos de todo mal.

Dios te salve, María, llena eres de gracia,

El Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres

Y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros los pecadores,

Ahora y en la hora de nuestra muerte.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.

Señor, tened misericordia de mí.

Tened Misericordia de mí

Tercera Estación: Jesús Cae por primera vez

Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

El peso de la cruz, la fatiga, los empujones y el camino hacen caer por la tierra a Jesús.

Él sigue dándonos ejemplo, se levanta y continúa sin descanso camino del Calvario.

Señor, ayúdame a ser humilde y a levantarme de mis caídas.

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu nombre.

Tenga nosotros tu reino.

Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Y perdona nuestras ofensas,

así como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación y líbranos de todo mal.

Dios te salve, María,

llena eres de Gracia,

el señor es contigo.

Bendita tú eres entre todas las mujeres

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, madre de Dios,

ruega por nosotros los pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Jesús se encuentra a su Santísima Madre

Cuarta Estación: Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Qué encuentro tan doloroso, un hijo inocente, una madre pura, inmaculada. Todo ese sufrimiento es por mí, para salvarme.

Perdón señor, Perdón señora, Gracias por todo. Me atrevo a pedirte que salgas al camino de mi vida, así me será más fácil vencer.

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu nombre.

Tenga nosotros tu reino.

Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Y perdona nuestras ofensas,

así como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación y líbranos de todo mal.

Dios te salve María, llena eres de Gracia,

el señor es contigo.

Bendita tú eres entre todas las mujeres

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, madre de Dios,

ruega por nosotros los pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte.

Gloria al padre y al hijo y al Espíritu Santo,

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Simón de Cirene ayuda a Jesús a llevar la cruz

Quinta Estación: Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Un hombre ayuda a Jesús a llevar la cruz y él le premia abundantemente, es el ciento por uno.

Jesús necesita hombres que hoy quieran ayudar a llevar su cruz. También alcanzarías la vida eterna.

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu nombre.

Tenga nosotros tu reino.

Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Y perdona nuestras ofensas,

así como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación y líbranos de todo mal.

Dios te salve María, llena eres de Gracia,

el señor es contigo.

Bendita tú eres entre todas las mujeres

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, madre de Dios,

ruega por nosotros los pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

La importancia de la oración en la vida cristiana

En el cristianismo, la oración es una parte fundamental de la vida espiritual. A través de la oración, nos acercamos a Dios y le expresamos nuestros deseos, agradecimientos y peticiones. Cada día debemos dedicar un tiempo para dialogar con nuestro Padre Celestial y fortalecer nuestra relación con Él.

El poder del perdón y la reconciliación

El perdón es un tema central en la enseñanza de Jesús y en las oraciones cristianas. Jesús nos enseñó a orar: "Perdona nuestras ofensas, así como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden". Esto nos muestra que el perdón es fundamental para mantener una relación sana con Dios y con nuestros semejantes. Perdonar es un acto de amor y humildad que nos libera del rencor y nos acerca a la paz interior.

Tentación y protección divina

En nuestras oraciones, pedimos a Dios que no nos deje caer en tentación y nos libre de todo mal. Reconocemos que somos vulnerables y necesitamos la protección divina. Dios te salve María, madre de Dios, ruega por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.

La importancia de rectificar y reparar

En la séptima estación del Via Crucis, vemos cómo Jesús cae por segunda vez. Esta caída nos muestra la humanidad de Jesús y nos enseña la importancia de rectificar y reparar nuestras segundas caídas. Perdón, señor, enciende mi corazón en tu amor y haz que sepa rectificar y compensar con acciones que demuestren mi arrepentimiento.

Te adoramos, Cristo, y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Jesús, te olvidas de ti mismo y consuelas a las hijas de Jerusalén que lloran por ti. Que aprenda yo a olvidarme de mí mismo y vivir para los demás, que me esfuerce en hacerles felices sin esperar agradecimiento ni beneficio de ningún tipo.

Padre nuestro

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día y perdona nuestras ofensas así como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer en tentación y líbranos de todo mal.

Dios te salve María

Dios te salve, María, llena eres de Gracia, el señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.

Gloria al padre

Gloria al padre y al hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.

Novena estación: Jesús Cae por tercera vez. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Perdona, señor, mi último pecado. Otra vez caí. Enséñame a levantarme siempre a pesar de mis caídas, de la soberbia también. Guarda a tus siervos y a poner los medios que tú me das, los sacramentos, tu gracia, señor.

Padre nuestro

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día y perdona nuestras ofensas así como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer en tentación y líbranos de todo mal.

Dios te salve María

Dios te salve, María, llena eres de Gracia, el señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.

Gloria al padre

Gloria al padre y al hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.

Te adoramos, Cristo, y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Naciste pobre y vas a morir sin nada. Ayúdame a ser desprendido, a no poner mi corazón en las riquezas ni en los honores. Hermanos, sed sobrios y vigilad, porque vuestro Enemigo El Busca a quien devorar.

Padre nuestro

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día y perdona nuestras ofensas así como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer en tentación y líbranos de todo mal.

Oración a la Virgen María

Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre Jesús. Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.

Rezo a Jesús en la cruz

Te adoramos Cristo y te bendecimos, que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Qué dolores tan tremendo sufriste por mí. Déjame ver tus llagas y oír los martillazos para que se ablande mi corazón. Les quitaré el corazón de piedra y les daré un corazón de carne. Señor, quiero ser mortificado. Dame la gracia de aceptar con amor los sufrimientos que quieras enviarme para participar de tu Cruz.

Reflexión sobre la vida de Jesús

El autor de la vida muere entre dos ladrones en la cruz. Ayúdame a vivir siempre como buen hijo de Dios, a buscar las cosas de arriba siendo obediente hasta la muerte y muerte de Cruz. Quiero acabar mi vida como la tuya, dándome totalmente y poniendo en tus manos mi alma.

El Padre Nuestro

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre. Tenga nosotros tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día y perdona nuestras ofensas, así como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en tentación y líbranos de todo mal. Amén.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Estación XIII - Jesús es bajado de la cruz y entregado a su madre

Te adoramos, Cristo, y te bendecimos, que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Virgen María, madre de Dios y madre nuestra, que llenas con tus lágrimas y abrazas a tu hijo muerto por mí. Virgen fuerte y prudente, virgen siempre fiel, intercede por mí.

Santa María, llena de dolor, ayúdame a aborrecer el pecado que ha causado esa muerte, que llegue a aborrecer más el pecado venial deliberado. Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día, y perdona nuestras ofensas, así como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer en tentación y líbranos de todo mal.

Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Señor, pecador, tened misericordia de mí.

Estación XIV - Jesús es sepultado

Te adoramos, Cristo, y te bendecimos, que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Gracias, Señor, por redimirnos del pecado y abrirnos las puertas del cielo. Gracias por tu ejemplo, por tu vida, por tu doctrina. Gracias por todo, incluso por los beneficios que yo no sé si tú has dado. La vida por mí, yo debo darla por mis hermanos. Hazme apóstol, que continúe tu misión.

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día, y perdona nuestras ofensas, así como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer en tentación y líbranos de todo mal.

Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén, palabras de vida.

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