Fortalece tu día en manos divinas con este poderoso salmo de bendición
Recibe la bendición del SeñorComienza tu día con este poderoso salmo y si deseas pedir algo en particular, hazlo con mucha fe y escribe en los comentarios mientras escuchas estos salmos para comenzar el día.
Salmo 5
Señor, por la mañana escucha mi voz,
señor, escucha mis palabras,
atiende mi queja.
Rey mío, Dios mío, oye mi grito de socorro
que a ti dirijo.
Señor, por la mañana escucha mi súplica de madrugada,ante ti la presento y me quedo esperando.
No eres un dios que desee la maldad,
en ti no encuentra refugio el malvado.
No resiste tu mirada a los necios
y odias a los malhechores.
Aniquila a los mentirosos,
al cruel y al traidor el Señor los aborrece.
Pero yo, por tu inmenso amor,
acudiré a tu morada
y me mostraré generoso en tu santuario.
Señor, guíame con tu justicia,
porque tengo enemigos,
hállan ante mí tu camino.
No es sincera su boca,
su interior es perverso.
Una tumba abierta es su garganta,
aduladora es su lengua.
Castiga a los que fracasan en sus planes,
expúlsalos por sus muchos crímenes,
porque se han rebelado contra ti.
Que se alegren los que en ti confían,
que por siempre se regocijen.
Protege a los que te aman,
para que se gocen en ti.
Porque tú, Señor, bendices al justo,
y tu bondad lo rodea como un escudo.
Salmo 147
Canten al Señor dando gracias, ¡Aleluya!
Qué bueno es cantar a nuestro Dios,
qué grata una hermosa alabanza.
El Señor reconstruye Jerusalén,
reúne a los dispersos de Israel.
Sana a los de corazón quebrantado
y venda sus heridas.
El Señor cuenta las estrellas y a todas llama por su nombre.
Nuestro Dios es grande y poderoso,
infinita es su sabiduría.
El Señor levanta a los humildes,
a los malvados hunde en la tierra.
Canten al Señor con gratitud,
toquen la cítara para el Señor.
Él cubre de nubes el cielo,
proporciona lluvia a la tierra.
Hace brotar hierba en los montes,
y da su sustento al ganado
y a las crías de cuervos que claman.
No estima el vigor del caballo,
ni aprecia las piernas del guerrero.
El Señor ama a quienes lo veneran,
a los que esperan en su amor.
Jerusalén, enaltece al Señor,
alaba a tu Dios, oh Sión.
Él afianza los cerrojos de tus puertas
y bendice a tus hijos en medio de ti.
Pacifica tus fronteras,
te sacia con el mejor trigo.
Envía su mensaje a la tierra,
rápido se extiende su palabra.
Derrama la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza.
Arroja hielo y ¿quién podrá aguantar su frío?
Da la orden y todo se derrite,
sopla su viento y fluyen las aguas.
El Señor anunció su palabra a Jacob,
sus normas y decretos a Israel.
Con ninguna nación hizo esto,
no les dio a conocer sus decretos.
¡Aleluya!
Juzgar con rectitud
Dios quien juzga, te damos gracias.
Invocamos tu nombre y proclamamos tus maravillas. Yo juzgaré con rectitud, aunque tiemble la tierra y quienes la habitan. Soy yo quien sostiene sus columnas. Dije a los insolentes y a los malvados: no alcen la frente y no hablen con el cuello erguido. No vendrá del este ni del oeste, ni del desierto ni de las montañas. Es Dios quien juzga, a unos humilla y a otros exalta.
Hay una copa en la mano del Señor, un vino espumoso mezclado con especias. De él beben los malvados de la tierra, lo apuran hasta el fondo. Pero siempre proclamaré y cantaré al Dios de Jacob. Combatiré a los malvados y el justo saldrá victorioso. (Salmo 75, Nueva Versión Internacional)
Alabanzas desde el cielo
Alaben todos al Señor, aleluya.
Alaben al Señor desde los cielos, alaben al Señor en las alturas. Alaben al Señor todos sus ángeles, alaben al Señor todos sus ejércitos. Alaben el sol y la luna, alaben las estrellas brillantes. Alaben los cielos más altos y las aguas que están sobre ellos. Que alaben el nombre del Señor, pues lo mandó y fueron creados. Los asentó para siempre jamás, los sometió a una ley que nunca pasará.
Alaben al Señor desde la tierra, monstruos marinos y todos los mares. Fuego y granizo, nubes y nieve, viento huracanado que cumple su mandato. Montañas y todas las colinas, árboles frutales y todos los cedros. Fieras y todo el ganado, reptiles y pájaros alados. Reyes de la tierra y todos los pueblos, príncipes y jueces de la tierra. Jóvenes y también doncellas, ancianos y niños.
A los ángeles del Cielo, a las criaturas de la Tierra, alaben en nombre del Señor, cuyo nombre es excelso. Su majestad domina los cielos y la tierra. Él reviste de fortaleza a su pueblo, motivo de alabanza para sus fieles, para Israel su pueblo. ¡Aleluya! (Salmo 148, Nueva Versión Internacional)
Oración de humildad y confianza
Señor, atiende mi ruego, atiende mi ruego, escúchame porque soy humilde.
Soy pobre, protégeme porque soy fiel. Tú eres mi Dios, sálvame, tu siervo que ha puesto en ti su confianza. Apiádate de mí, oh Dios, y escucha mi clamor sin cesar. Inunda de gozo a tu siervo, al que hacia ti yo me dirijo.
Tú, mi Dios, eres bueno y clemente, lleno de amor para quienes te invocan. Señor, atiende mi ruego, escucha mi voz suplicante. Cuando estoy angustiado, te llamo porque sé que tú me respondes. No hay entre los dioses uno como tú, mi Dios. No hay obras como las tuyas. Todas las naciones que forjaste vendrán a postrarse ante ti y darán gloria a tu nombre.
Pues tú eres grande y haces prodigios. Tú, solo tú, eres Dios. Señor, muéstrame tu camino y en tu verdad caminaré. Guía mi corazón para que venere tu nombre. Señor, Dios mío, de todo corazón te alabaré por siempre. ¡Glorificaré tu nombre, pues ha sido grande tu amor conmigo! Del reino de los muertos me sacaste, oh Dios. Los arrogantes me rodeaban, pero tú, mi Dios, los derrotaste. (Salmo 86, Nueva Versión Internacional)
Mi Dios clemente y compasivo
En momentos de angustia y peligro, cuando la violencia se cierne sobre mí y siento que mi vida está en riesgo, recurro a ti, mi Dios clemente y compasivo. Eres paciente y lleno de amor y verdad, y confío en que te vuelvas hacia mí y te apiades de mi situación.
Socorro y consuelo
Te imploro que asistas a tu siervo y salves al hijo de tu esclava. Tu intervención será un signo de tu bondad hacia mí y mis enemigos se avergonzarán al presenciar tu ayuda. Confío en que me asistirás y me consolarás en mi aflicción.
Recuerda que...
Tú, mi Dios fiel, no desamparas a aquellos que te claman en busca de ayuda. Cierro mis ojos por unos segundos y renuevo mi petición con una fe inquebrantable. Creo que Tú escuchas mis súplicas y que pronto seré liberado de todas mis angustias.
Un corazón agradecido
Si estos salmos han resonado contigo, te invito a expresar tu gratitud por medio de un gesto. En lugar de poner un pulgar arriba en un video o suscribirte a un canal, te animo a dar gracias a Dios en tus oraciones y manifestar tu compromiso de seguir recibiendo cada día una poderosa oración que fortalezca tu espíritu.
Recuerda
El gozo y la felicidad son derechos que todos tenemos desde nuestro nacimiento. Permite que tu vida sea guiada por la luz divina y disfruta de la bendición de cada día en las manos del Señor.
Ten un hermoso día y una semana llena de bendiciones.