Salmo 36 Oración Poderosa para obtener la Misericordia de Dios

Oración poderosa para recibir la misericordia divina: Salmo 36

El Salmo 36 es un salmo que nos habla sobre la importancia de la misericordia de Dios en nuestras vidas. En este artículo, vamos a explorar este salmo y ofrecer una poderosa oración para obtener la misericordia divina.

El Poder de la Misericordia de Dios

El pecado habla en lo más profundo del corazón del malvado. El miedo a Dios no existe para él, ya que se enorgullece de sí mismo y es incapaz de reconocer y odiar su culpa. Sus palabras están llenas de maldad y mentira, y no tiene interés en ser sensato ni hacer el bien. Se aferra al mal camino y no rechaza la maldad.

El Amor y la Justicia de Dios

Señor, tu amor llega hasta el cielo y tu fidelidad alcanza las nubes. Tu justicia es como los altos montes y como el profundo abismo. Tú salvas a las personas y a los animales. ¡Qué espléndido es tu amor, Señor!

Bajo tus alas se refugian los seres humanos, y se sacian con los manjares de tu casa. Beben del río de tus delicias. Tú apagas su sed, porque la fuente de la vida está en ti. Por tu luz, vemos nosotros la luz. Tú tratas con amor a quienes te conocen y con justicia a quienes son rectos.

La Suplica por la Misericordia

Que no me aplaste el pie del soberbio y que no me haga huir la mano del malvado. Los malhechores han caído, están abatidos y no pueden levantarse.

Padre, hoy me entrego ante ti con el corazón arrepentido y buscando tu guía hacia el sendero del bien. Gracias a ti, tenemos abiertas las puertas del paraíso al aceptarte en nuestros corazones. No nos abandones ni nos desampares, porque solo en ti encontramos el perdón.

Padre amado, reconozco mi actuar corrompido. Siente mi absolución. Confieso que he pecado y te pido perdón por mis faltas cometidas. Fortaleza doblegada ante las tentaciones del mundo y sucumbo. Sé que muchas veces me he alejado de tu camino y eso me ha llevado a una profunda tristeza. Te he fallado, Padre, y te pido perdón.

Padre, aumenta tu misericordia en nosotros para que podamos cumplir tu santa voluntad. Haz que tu verdad sea conocida por todos en el mundo entero. Confiamos en tu misericordia y esperamos tu última venida.

La Misericordia de Dios

Padre, imploro tu misericordia. Tú reinas en las alturas y siempre observas nuestro actuar. Vigila nuestros pasos, nos cuidas y siempre estás atento cuando clamamos por ti.

Ahora me arrodillo implorando tu nombre por tu perdón, para que mi vida sea próspera y llena de bendiciones, y pueda gozar de la vida bajo tu cuidado. Tú, Señor, eres bueno y perdonador, grande en misericordia para con los que te invocan.

Acepto mis faltas cometidas, reconozco que me alejé del sendero de tu santo nombre y tu verdad. Soy una persona que ha cometido pecados, y arrepentido me presento ante ti. Ten compasión de mí, padre amado. Mi gratitud siempre estará contigo por haber colmado mi vida de tus bendiciones.

Obra nuevamente en mí. Posa tu mano santísima que restaura este corazón adolorido que confundió su sendero por otro del mundo. Amado Dios, sabemos que tu misericordia es infinita y que va de generación en generación. Amor, colma y sobrepasa las montañas, y tu santa presencia es la única lumbrera en este mundo sumido en las tinieblas del pecado.

Alabado seas por siempre, por los siglos de los siglos. Creador de todo ser viviente que habita en el mundo, impón sobre mí tu santísima mano. Guíame hacia el sendero de tus virtudes. Desarrollo en mí la cortesía, la benevolencia, la justicia, la sabiduría y la fe. Y no me dejes caer en la tentación del maligno.

Este pesar lo dejo en tus manos, como el padre amoroso que eres y que a tus hijos proteges. A continuación, cierra tus ojos y entrega todos tus arrepentimientos al Señor, para que la misericordia de Dios llegue a ti. Si lo deseas, puedes escribirlo en los comentarios. Te ayudará a meditarlo mejor mientras terminas de escuchar esta poderosa oración.

Nunca me ha desamparado, Padre celestial. En cada momento que me he acercado a ti, supiste atender a mi llamado con tu infinita paciencia. Tomaste mis pesares y los hiciste desaparecer.

Ayúdame, Señor, a que mis ojos sean misericordiosos, para que yo jamás recelo ni juzgue según las apariencias, sino que busque lo bello en el alma de mi prójimo y acuda a ayudarle.

Ayúdame también a que mis oídos sean misericordiosos, para que tome en cuenta las necesidades de mi prójimo y no sea indiferente a sus penas y gemidos.

Ayúdame, oh Señor, a que mi lengua sea misericordiosa, para que jamás hable negativamente de mi prójimo, sino que tenga una palabra de consuelo y de perdón para todos.

Ayúdame, Señor, a que mis manos sean misericordiosas y llenas de buenas obras, para que sepa ser solo el bien y cargar sobre mí las tareas más difíciles y penosas.

Ayúdame, Señor, a que mi corazón sea misericordioso, para que pueda tener sensibilidad ante los sufrimientos de mi prójimo y que a nadie le rechace mi corazón. Que sea sincero y bondadoso, incluso con aquellos que abusan de mi bondad.

Que tu divina misericordia, Señor, repose...

¡Bendiciones para ti!

Dentro de mí, en el nombre de Jesús, ah, me ame. Te deseo de corazón que tengas un bendecido día. Recuerda que la misericordia del Señor siempre nos rodea y obra para el bien. Verás grandes cambios en tu vida. Y si esta oración ha sido de tu agrado, por favor, marca con un "me gusta" y compártela con tus seres queridos. No olvides ¡suscribirte al newsletter para recibir cada día una oración poderosa. Sin más, me despido, pero recuerda que ser feliz es un derecho que tenemos al nacer.

La misericordia del Señor

La misericordia del Señor es infinita y nos rodea en todo momento. Él nos guía por el camino correcto y nos llena de bendiciones. Siempre podemos confiar en su amor y en su compasión. Al orar, podemos experimentar la presencia del Señor en nuestras vidas y recibir su ayuda en los momentos de necesidad. No importa cuáles sean nuestras luchas y dificultades, el Señor está con nosotros para brindarnos fortaleza y consuelo.

La importancia de la gratitud

Tener una actitud de gratitud es fundamental en nuestra relación con Dios. Debemos ser agradecidos por todas las bendiciones que recibimos a diario, desde los pequeños detalles hasta los grandes milagros. La gratitud nos acerca más a Dios y nos ayuda a reconocer su amor y bondad en nuestras vidas. No importa cuál sea nuestra situación, siempre hay algo por lo cual estar agradecidos. Expresar gratitud a Dios nos llena de paz y nos abre las puertas a nuevas bendiciones. Agradezcamos a Dios en todo momento y experimentemos su amor y gracia en nuestras vidas.

Vive una vida llena de gozo

¡No olvides que ser feliz es un derecho que tenemos al nacer! Dios nos llama a vivir una vida llena de gozo y alegría. A pesar de las circunstancias adversas, podemos encontrar felicidad en la presencia de Dios. No permitas que las preocupaciones y dificultades roben tu gozo, confía en el Señor y su promesa de estar contigo siempre. Permite que el gozo de Dios llene tu corazón y te haga brillar en medio de la oscuridad. Vive cada día con gratitud y gozo, y experimenta la paz y el amor de Dios en tu vida.

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