Santa Lucía: La protectora en momentos difíciles y urgentes
Oh Dios Padre, infinito amor y bondad, nuestro Creador y Redentor, escucha nuestras plegarias con misericordia. Al venerar a tu sierva Santa Lucía, te pedimos que nos concedas la luz de la fe y la capacidad para aumentar y preservar esa misma luz en nuestras almas. Queremos evitar el mal, hacer el bien y aborrecer la ceguera y la oscuridad del pecado. Confiamos en tu misericordia y te presentamos nuestras necesidades, especialmente esta que te presentamos ahora: [PETICIÓN].
Súplicas por protección y bienestar
Continuamos, Dios justo y todopoderoso, suplicándote nos envíes tu pronta ayuda y protección para nuestras familias y para todas las almas afligidas y desalentadas. Aleja de nosotros las ruinas, enfermedades y peligros, y concédenos una visión perfecta para que podamos servirte y glorificarte. Te rogamos, Santa Lucía, virgen y mártir, que nos ayudes a superar las dificultades de esta vida y a obtener lo que solicitamos con fe.
La oración y los rezos
A continuación, rezamos pidiendo la valiosa intercesión de la gloriosa Virgen y mártir Santa Lucía. Recitamos el Credo, el Padrenuestro, el Ave María y un Gloria. Las oraciones se hacen durante tres días seguidos.
Padrenuestro
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre. Venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer en tentación y líbranos del mal. Amén.
Ave María
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Gloria
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Credo
Creo en Dios Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre todopoderoso, desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo, en la Santa Iglesia...
La vida de Santa Lucía está llena de testimonios de fe y valentía en medio de la persecución. Descubre la historia de esta mujer extraordinaria.
Vida de Santa Lucía
Nombre significativo: El nombre de Santa Lucía significa "iluminada" o "portadora de luz", haciendo honor a su vida espiritual brillante ante los ojos de Dios.
Lucía nació a finales del siglo segundo y murió martirizada al principio del cuarto, a la joven edad de 21 años. Su familia, de posición acomodada, la educó en la fe cristiana, transmitiéndole el amor y la caridad hacia los demás.
El voto de pobreza y castidad: Santa Lucía había hecho un voto de pobreza, entregando todas sus posesiones a los más necesitados, y también había hecho un voto de castidad, ofreciéndose a Dios en pureza.
Sin embargo, su madre, en busca de un futuro próspero para su hija, desestimó el voto de virginidad de Lucía y la comprometió en matrimonio con un joven de alta clase social, quien adoraba a los dioses romanos. Ante esta situación, la santa se negó a renunciar a su fe y a casarse con él.
Martirio y milagros: En aquel tiempo, los cristianos eran perseguidos y sufrían represalias por su fe. El prometido de Lucía, al ser rechazado, la denunció a las autoridades, y así llegó el martirio.
Lucía fue sometida a crueles tormentos, golpes e incluso intentaron quemarla. Sin embargo, Dios la fortaleció y la protegió en cada prueba. A pesar de sufrir la pérdida de sus ojos, Santa Lucía seguía demostrando su firmeza en la fe.
Según las leyendas antiguas, mientras estaba en prisión, Lucía recibió la visita de la Virgen María, quien la consoló, fortaleció su espíritu y le devolvió la vista regalándole unos hermosos nuevos ojos, por lo que hoy es conocida mundialmente como la abogada de los ciegos.
Santa Lucía como patrona y protectora
Santa Lucía es venerada y solicitada en diferentes ámbitos de la vida. Se le invoca como patrona y protectora de los niños, especialmente aquellos que tienen necesidades o problemas de salud relacionados con los ojos y la vista.
También es la santa a la que se acuden en busca de protección contra enemigos y enfermedades, como las hemorragias, infecciones de garganta y problemas pulmonares.
Además, Santa Lucía es considerada especialista y defensora de los oftalmólogos, fotógrafos, modistas, trabajadores del cristal, agricultores y vendedores, así como de los escritores.