La devoción a la Santa Faz: encuentro con el rostro de Jesús
Oración a la faz de JesúsOh, Jesús, que en vuestra ser va pasión fuisteis hecho el oprobio de los hombres y el varón de dolores, yo venero nuestro divino rostro en el que resplandecía en la verdad y la dulzura de la divinidad. Cambiado ahora en la forma del rostro del leproso, más a través de esos rasgos desfigurados reconozco vuestro amor infinito y siento abrazarme en deseos de amaros y haceros amar a todos los hombres. Las lágrimas que corren en abundancia de vuestros ojos son para mí otras perlas preciosas que me complazco en recoger, a fin de comprar con su valor infinito las llamas de los infieles pecadores. Oh, Jesús, cuyo rostro es la única hermosura que arrebata mi corazón, me resigno a no gozar acá abajo de la altura de vuestra mirada y a no gustar el inexplicable consuelo de vuestros besos, pero os suplico que imprima en mí vuestra semejanza divina y me entendáis en vuestro amor, de tal modo que en breve me consuma y pueda así llegar cuanto antes a disfrutar en el cielo de la vista de nuestro adorado rostro. Así sea.
Oración compuesta por Santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz
Oración: "Oh Jesús, tú que llevaste la imagen del sagrado rostro para mostrarla a los pueblos que evangelizas, haz que, venerándolo nosotros en el tiempo, conozcamos de su vista en la eternidad. San Judas Tadeo, adorador del santo rostro, ruega por nosotros".
Promesas de Jesucristo en favor de los que honran su rostro sagrado
Promesas: "Ellos recibirán por la impresión de mi humanidad un vivo resplandor de mi dignidad y serán esclarecidos en el fondo del alma, de tal suerte que, por la semejanza en mi semblante, brillarán mucho más que otros por la vida eterna". - Santa Gertrudis.
Promesas de nuestro Señor a Santa Matilde
Promesas: "Ninguno será separado de mí, Santa Matilde. De la gracia espíritu libro 1 cuestión 7. Nuestro Señor dice: 'Me ha prometido imprimir en las almas de los que honran su santísimo rostro las facciones de su divina semejanza. Este rostro adorable es como el sello de la divinidad que tiene la virtud de reimprimir en las almas que se consagran a él la imagen de Dios. Por mi santo rostro, vosotros seréis prodigios'". - Nuestro Señor a Santa María de San Pedro.
Indulgencia y bendición apostólica
Esta oración y devoción al sagrado rostro de Jesús está acompañada de un total de 300 días de indulgencia por cada vez que se recite. Además, se otorgan favores especiales por mediación de la pasión. También se obtienen todas las indulgencias concedidas anteriormente por los soberanos pontífices a la corona de las cinco llagas. Por último, se recibe la bendición apostólica.
Ofrenda a Jesús y su promesa
Esta ofrenda no será rehusada si comprendéis cuán agradable es a mi Padre la vista de mi rostro. Así como en un reino se adquiere lo deseado con una moneda esculpida con la imagen del príncipe, vosotros obtendréis en el Reino de los Cielos todo lo que deseéis honrando mi Santo Rostro con espíritu y reparación. Esto es similar al oficio piadoso de Verónica, quien cuida de reparar mi rostro desfigurado por los blasfemos, y Yo haré lo mismo con vuestro rostro, desfigurado por el pecado, transformándolo en hermoso como si recién hubiera salido de las aguas del bautismo.
Promesa de Jesús a María de San Pedro
Nuestro Señor me ha prometido, según lo dice María de San Pedro, que defenderá las causas de todos aquellos que se unan en esta obra de reparación, ya sea a través de palabras, oraciones o escritos, ante su Padre. Él limpiará las manchas del pecado de sus almas y las devolverá a su hermosura original.
Oración a Jesús por su rostro desfigurado
Amabilísimo Jesús, aquí vengo atraído por tu dulce mirada que, como divino imán, arrebata mi corazón. Quisiera enjuagar tu adorable faz y consolarte por las injurias y olvidos de los pecadores. Las lágrimas que brotan de tus ojos me parecen diamantes que quiero recoger para comprar con ellos las almas de mis hermanos. Oh amado Jesús, si tuviera el amor de todos los corazones, todo sería para ti. Envía, Señor, almas, sobre todo almas de apóstoles y mártires, para abrazar a la multitud de los desgraciados pecadores en tu amor.
Prometo venerar tu rostro
Oh mi Jesús, mientras aguardo el día eterno en el que podré contemplar tu infinita gloria, mi único deseo es venerar tu santo rostro. Consagro mi alma con sus potencias y mi cuerpo con sus sentidos para siempre a tu rostro lastimado. Haz que tu rostro se encarne en mí aquí abajo, enamorándome de ti y preparándome para mi cielo.
Rezos y oraciones
Continuamos a continuación rezando siete Padres Nuestros, siete Ave Marías y siete Glorias por tres días consecutivos. Si tu petición es muy difícil y urgente, realiza la oración siete días consecutivos, por la mañana y por la noche. Recuerda comenzar con los besos al rezar:
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre. Venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en tentación y líbranos del mal. Amén.
El Padre Nuestro
A nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día y perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en tentación y líbranos del mal. Amén.
La Ave María
Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo.
Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
El poder de la oración
La oración es una poderosa herramienta que nos permite establecer una conexión directa con Dios. A través de la oración, podemos expresar nuestros deseos, necesidades y peticiones a nuestro Padre celestial.
La oración nos permite comunicarnos con Dios y fortalecer nuestra fe.
Es importante dedicar tiempo diario a la oración para fortalecer nuestra relación con Dios y mantener nuestra espiritualidad en crecimiento.
Al rezar el Padre Nuestro, recordamos la importancia de poner la voluntad de Dios por encima de la nuestra y confiar en que Él proveerá nuestras necesidades.
La oración del Ave María nos recuerda la importancia de la intercesión de María en nuestras vidas.
María, como madre de Jesús, tiene un papel especial en nuestra fe y puede interceder por nosotros ante su Hijo. Al recitar el Ave María, honramos y pedimos la bendición de María en nuestra vida cotidiana.
Cuando nos acercamos a Dios en oración, debemos hacerlo con fe y confianza en que Él escucha nuestras palabras y conoce nuestras intenciones más profundas.
La oración es una forma de conexión con lo divino y nos ayuda a encontrar paz y consuelo en tiempos de dificultad.
A través de la oración, podemos encontrar fortaleza y guía en momentos de angustia y buscar dirección en nuestras decisiones.
Es importante recordar que Dios siempre está presente y dispuesto a escuchar nuestras oraciones. Entonces, dediquemos un tiempo para orar a Dios, confiemos en su voluntad y busquemos su guía en todo momento.
La importancia de la oración
La oración es una conexión directa con Dios, a través de la cual podemos expresar nuestros deseos, agradecimientos y peticiones. En momentos de dificultad, la oración es un refugio de esperanza y fortaleza.
La oración del Ave María
Dios te salve María, llena eres de gracia. El Ave María es una poderosa oración para pedir la intercesión de la Virgen María, madre de Jesús. En ella, reconocemos su bendición y le pedimos que ruegue por nosotros, pecadores.
El rezo del Ave María nos conecta con la humildad y la entrega de María, quien aceptó ser la madre de Jesús. Su ejemplo nos enseña a vivir con fe y aceptación de la voluntad de Dios.
Gloria al Padre
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Esta oración es una expresión de alabanza y adoración a la Santísima Trinidad. Es un recordatorio de nuestra fe en un único Dios en tres personas.
La oración del Gloria al Padre es una forma de reconocer y agradecer a Dios por su grandeza y amor incondicional. Nos invita a glorificar a Dios en todo momento y a vivir en comunión con la Santísima Trinidad.
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Dios te bendiga y te guíe en tu camino espiritual. Recuerda que la oración es un puente que nos conecta con la gracia divina. ¡Gracias por estar aquí y ser parte de esta comunidad de fe y esperanza!