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La enseñanza de Jesús en Apocalipsis 3:20: ‘Yo estoy a la puerta y llamo’

En la carta a la iglesia de Laodicea, encontramos una invitación muy especial de parte de Jesús: "Yo estoy a la puerta y llamo" (Apocalipsis 3:20). Esta declaración ha sido motivo de reflexión y estudio a lo largo de los siglos, ya que nos brinda una oportunidad única de acercarnos al Señor y recibir su gracia y salvación. Pero ¿qué quiere decir realmente Jesús con estas palabras? ¿Qué enseñanzas nos deja el capítulo 3 de Apocalipsis? En este artículo, exploraremos diferentes aspectos de este pasaje bíblico, desde su contextualización en la carta a la iglesia de Laodicea hasta su significado en las diferentes versiones de la Biblia, pasando por su explicación y reflexión.

En primer lugar, es importante entender el contexto en el que Jesús pronuncia estas palabras. En la carta a la iglesia de Laodicea, el Señor se dirige a una comunidad que se consideraba a sí misma rica y próspera, pero que en realidad estaba cayendo en la tibieza y la autocomplacencia espiritual. Jesús les advierte que estaban en peligro de perder su lugar en su reino, y les llama a arrepentirse y abrir la puerta de sus corazones a él, quien está siempre llamando y esperando ser recibido.

Pero ¿qué significa exactamente "yo estoy a la puerta y llamo"? La versión de la Biblia Reina-Valera nos dice: "Yo estoy a la puerta y llamo si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo". Esta declaración no solo nos habla de la presencia constante de Jesús en nuestras vidas, sino también de su deseo de entablar una relación íntima y profunda con cada uno de nosotros.

El pasaje continúa en el versículo 22, donde Jesús dice "el que tiene oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias". Esto nos muestra que el llamado de Jesús es universal, no solo dirigido a la iglesia de Laodicea, sino a todas las personas que estén dispuestas a escuchar y abrir su corazón a él.

Por otro lado, es interesante notar que la declaración de Jesús en Apocalipsis 3:20 es una imagen muy similar a la que usa en Mateo 7:7, donde nos invita a pedir, buscar y llamar para recibir lo que necesitamos de Dios. Esto nos enseña que Jesús no solo está esperando que nosotros abramos la puerta de nuestro corazón, sino que también está llamando y buscando oportunidades para mostrarnos su amor y gracia.

En resumen, Apocalipsis 3:20 nos recuerda que Jesús está siempre a nuestro alcance, llamando y esperando ser recibido en nuestras vidas. Él nos invita a abrir la puerta de nuestro corazón a él, para tener una relación íntima y profunda con nuestro Señor y Salvador. Que esta reflexión nos lleve a meditar en cómo podemos abrir la puerta de nuestro corazón y dejar que Jesús entre y transforme nuestras vidas.

El significado de Jesús como la puerta y el llamado en Apocalipsis 3

Apocalipsis 3 es uno de los capítulos más importantes del libro bíblico del Apocalipsis. En este capítulo, Jesús se dirige a la iglesia de Laodicea, una iglesia que estaba en una condición espiritual muy crítica.

Jesús comienza su mensaje a la iglesia diciéndoles que él es el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios. Con estas palabras, Jesús se presenta como el Dios eterno y soberano, recordándonos su divinidad y autoridad.

Pero lo más importante de este pasaje se encuentra en los versículos 20 y 21, donde Jesús dice: "Aquí estoy, yo estoy a la puerta y llamo, si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo. Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido y me he sentado con mi Padre en su trono".

La puerta de la que Jesús habla aquí no es una puerta física, sino una puerta espiritual. Él es la única puerta que conduce a Dios y a la vida eterna. Todos los que lo aceptan como su Salvador y lo siguen, pueden entrar a través de esa puerta y tener comunión con Dios.

Jesús también se presenta como el llamado, aquel que llama a las personas al arrepentimiento y a una relación íntima con él y con Dios. Su llamado es a todos, pero solo aquellos que lo oyen y abren la puerta de su corazón a él, pueden tener esa maravillosa comunión y relación con el Creador.

Finalmente, en estos versículos, Jesús ofrece a aquellos que lo sigan, la promesa de sentarse con él en su trono y reinar junto a él por toda la eternidad. Esto es solo para aquellos que lo vencen, aquellos que perseveran y se mantienen fieles a su llamado y a su camino.

Que cada uno de nosotros oigamos su voz y abramos la puerta de nuestro corazón a él, para que podamos disfrutar de esa comunión y promesa maravillosa que solo él ofrece.

La invitación de Jesús a través de Apocalipsis 3:20

En el libro de Apocalipsis, encontramos un mensaje poderoso de Jesús a las siete iglesias de Asia en el capítulo 3. En este pasaje, Jesús habla a la iglesia de Laodicea y les hace una invitación que sigue resonando hoy en día.

"Mira que estoy a la puerta y llamo, si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él y cenaré con él, y él conmigo" (Apocalipsis 3:20). Esta es la invitación de Jesús a todos aquellos que lo escuchan y abren la puerta de sus corazones.

En este versículo, podemos ver la imagen de Jesús tocando la puerta de nuestra vida, deseando entrar y hacer comunión con nosotros. No importa cómo nos hayamos alejado, Él sigue llamándonos y deseando tener una relación con nosotros.

Pero ¿cómo podemos abrir la puerta y aceptar la invitación de Jesús? La respuesta se encuentra en el versículo anterior, donde Jesús les dice a los laodicenses: "Yo reprendo y disciplino a todos los que amo, sé, pues, celoso y arrepiéntete" (Apocalipsis 3:19).

Para aceptar la invitación de Jesús, debemos estar dispuestos a reconocer nuestros errores y estar arrepentidos. Debemos permitir que Él nos reprenda y nos discipline, porque es su amor lo que nos lleva a cambiar y a acercarnos más a Él.

Cuando abrimos la puerta de nuestro corazón y permitimos que Jesús entre, Él no solo nos invita a tener comunión con Él, sino que también nos da vida abundante y eterna. En la cena, se simboliza la unidad y la amistad, y esa es la relación que Jesús desea tener con cada uno de nosotros.

Así que, a través de Apocalipsis 3:20, Jesús nos invita a abrirle la puerta de nuestra vida y a tener comunión con Él. No hay mayor invitación que la de nuestro Salvador y Redentor, y no hay mayor bendición que tener una relación íntima con Él. ¿Aceptarás su invitación hoy?

Comprendiendo el mensaje de 'He aquí, yo estoy a la puerta y llamo'

En el libro de Apocalipsis encontramos estas palabras pronunciadas por Jesús:

"He aquí, yo estoy a la puerta y llamo, si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo." - Apocalipsis 3:20

Estas palabras se han vuelto muy conocidas y han sido interpretadas de diferentes maneras a lo largo de la historia. Sin embargo, es importante comprender el verdadero significado de este mensaje.

Primero, es importante entender quién es el que está llamando a la puerta y qué significa su presencia en nuestras vidas. Jesús está hablando aquí y su presencia en nuestras vidas es una invitación a tener una relación personal con él.

Segundo, notamos que Jesús dice que está llamando y que espera a que alguien le abra la puerta. Esto significa que tenemos que tomar una decisión activa para permitir que Jesús entre en nuestras vidas y nos transforme.

Tercero, Jesús promete que si abrimos la puerta, él entrará y cenará con nosotros. Esta cena no solo se refiere a un compartir de comida, sino a una comunión y unión íntima con Jesús, lo que nos brinda paz, gozo y esperanza.

Y si lo hacemos, él nos promete una relación cercana y llena de bendiciones. No ignoremos su llamado, sino respondamos con fe y démosle la bienvenida.

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